Exceptuando a los seres perfectos que tuvieron origen en la Deidad, todas las criaturas volitivas en los superuniversos son de naturaleza evolucionaria, comenzando en un estado inferior y elevándose siempre hacia lo superior, aunque en realidad, es hacia adentro. Aun las personalidades altamente espirituales continúan ascendiendo en la escala de la vida mediante traslaciones progresivas de vida en vida y de esfera a esfera. (32:3.8)
Observar una oruga no daría indicio alguno de su destino de convertirse en mariposa. Incluso una observación cuidadosa o un examen científico no revelarían que esta criatura humilde, que se arrastra y daña las plantas, se transformará en un ser hermoso, elegante y volador que contribuye al bien al polinizar plantas. La oruga, de alguna manera, transiciona a un tipo de criatura completamente diferente.
La evolución es una técnica que la Deidad emplea para producir cambios progresivos. Está planificada. La evolución es una herramienta para asegurar el progreso. El cambio ocurre constantemente en todos los niveles materiales. Las características que mejoran la supervivencia tienden a persistir y convertirse en norma. La evolución funciona al poner a prueba los cambios a través de la experiencia.
El Libro de Urantia revela que la evolución no es un accidente. Una parte importante del plan de Dios es usar el tiempo, el espacio y la evolución para transformar a la humanidad en seres de energía espiritual que se comporten como deidades. Es difícil imaginar un abismo más grande por superar. Tal progreso requiere de un sinnúmero de cambios evolutivos a lo largo de miles de millones de años.
Aunque la ciencia no ha identificado las reglas de la evolución en el ámbito espiritual, los seres humanos tenemos una certeza interna de que podemos llegar a ser mucho más de lo que somos. Esta es una convicción de la que no podemos escapar. A veces podemos dudar de su validez, pero eventualmente la idea vuelve a surgir. Esta certeza incluso puede afirmar que nuestro ser espiritual ya existe y está avanzando hacia una meta de bondad moral y ética.
La evolución de la humanidad, de la sociedad y de cada persona contribuye a la transformación de la civilización. Las personas toman decisiones individuales para cambiar sus objetivos, pasando de una ambición animal de poseer y controlar cosas para sí mismas a una aspiración espiritual de amar y compartir con todos.
El amor y el servicio a gran escala no se han intentado concretar seriamente en nuestro planeta en tiempos modernos. Cuando las personas eligen amar y servir libremente a los demás, de manera consistente, tanto en los momentos difíciles como en los fáciles, la experiencia demostrará que estas elecciones son profundamente superiores y transformadoras. Esto ya es observable en las satisfacciones que se viven por el servicio a los demás y en el sentido de propósito que dicho servicio otorga a quienes lo practican.
Evolucionar hacia una cultura de amor y servicio probablemente requerirá un largo período de tiempo y paciencia. La transformación evolutiva depende de las decisiones individuales.
El Libro de Urantia explica la función de la evolución y las razones por las cuales la Deidad la utiliza para generar progreso. Nos brinda tranquilidad respecto a la inevitabilidad del avance hacia una era de verdad, bondad y paz.